La locución considerada por
muchos un arte, donde sus locutores y locutoras, por tanto son artistas, potenciados de distintas virtudes que lo
hacen versátil, y representantes de una emisora radial.
Para otros simplemente son los relatores
de noticias que trabajan en la radio, o es quien anima oralmente la
programación, pero ser locutores va más allá, vivir esta profesión, no se puede
limitar en un hacer… si no también el ser parte de..., y el dar.
Empezaremos por descartar
relatores de noticias, o animadores de programaciones radiales, pues es una
definición vacía. Quien ejerce la locución no es simplemente el hombre o la mujer
que se sienta frente a un micrófono y habla, sino quien vive su profesión con pasión.
Ser locutor o locutora, es esa persona que entabla un puente comunicacional
con el oyente, implica generar un grado de complicidad con el público, logrando esa cuota de intimidad útil para el
cumplimiento del objetivo de cualquier emisora radial.
El profesional de locución al
tener como herramienta base la voz, aquel puente entre su alma y el mundo, para muchos el locutor tener buena adicción o una
excelente modulación de la voz, pero eso no basta, pues estas herramientas verbales, son útiles, sin embargo no las únicas que puede presentar el radialista. El locutor debe ser capaz de expresar con palabras sensaciones y sentimientos, mediante la naturalidad, la energía
con que transmita el mensaje y el lenguaje no verbal que emplee en la
transmisión de su programación, abrirá paso a la lucidez de su sello personal.
La labor de locutores requiere
mantener, desbordar y transmitir energía, personas que disfrutan de su trabajo,
apasionados con lo que hacen, dueños de un alma libre, amantes de las nuevas
experiencias y comprometidos con su público, dedicados a éstos por un empuje
tan natural como su voz.
Recordemos que hacer radio no
solo es quedarse en una cabina, hay que salir de allí, involucrarse con los
oyentes, hacer sentir nuestra presencia, y que ellos nos brinde un espacio en
su día a día, y es aquí donde resalta la ardua labor del locutor, el
interactuar con el público no es solo preguntarle cómo se siente, qué opina de
tal tema, si no ser parte de ellos, conocerlos y lograr que éstos se
identifiquen con nosotros.
Esto se consigue en parte
aprovechando las actitudes y aptitudes que disponga el locutor, es decir
aprovechar su talento, su voz, pero sobre todo la actitud que muestre frente a
su audiencia.
Tampoco debemos llegar al
perfeccionamiento supremo de estas virtudes, porque generaría aburrimiento.
Si realmente quieres ser un
locutor o una locura exitosa, pues entrégate a tu público, siéntelo como parte
de la familia, haz tuyos las necesidades, gustos e intereses de éstos. Cuando
un locutor se identifica con los oyentes, los oyentes se identifican con él.
Una virtud del locutor es que
cuando entra en contacto con la gente, su palabra ya no solo se desplazara en
el viento si no que germinará entre los ciudadanos.
Pero eso no es suficiente, como
diría el radialista chiclayano Jorge Pizarro: El locutor debe estar capacitado,
hoy en día el locutor tiene que estar muy bien leído. La práctica es muy
importante para hacer radio.
Sin embargo, alguna vez hemos
experimentado ese miedo de hablar en público, un medio que surge como de la
nada y es así como se tiene que manejar, debemos tener en cuenta que somos
humanos y nos podemos equivocar, tomemos seguridad y hablemos con confianza,
respiremos profundamente, recordando que detrás de esa cabina, hay un público
que ha puesto su disponibilidad de tiempo para escucharnos.
Lo mejor para evitar el miedo, se debe realizar ejercicios de respiración, además de ir preparados con el tema a tratar, la improvisación aunque se puede
utilizarse no es muy recomendable, el tener conocimiento de lo que vas hablar,
te brinda seguridad, logrará que te desplaces, cual danzante de tijeras que se
lanza en un escenario porque sabe lo hace.
http://www.radialistas.net/clip.php?id=1400271